”Yo quiero tener un millón de amigos”, decía la canción. A partir de ahora, todos desearemos hacer realidad ese deseo aún más, ya que, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y publicado recientemente en el diario Scientific Reports, tener más amigos nos haría gozar de una mayor resistencia al dolor físico.
Los investigadores que llevaron a cabo este estudio, liderados por Katerina Johnson, estudiante de un doctorado en Psicología Experimental en la Universidad de Oxford, querían saber si el hecho de contar con círculos de amistades más amplios promueve la síntesis de endorfinas, neurotransmisores que, entre otros efectos positivos, nos hacen sentir placer y también nos alivian el dolor actuando como un potente analgésico natural (y, por tanto, haciéndonos más resistentes a él).Las personas que participaron en el estudio La tolerancia al dolor predice el tamaño del círculo social humano –101 jóvenes saludables de entre 18 y 35 años, reclutados sobre todo en la Universidad de Oxford– rellenaron un cuestionario acerca de su vida social y respondieron a cuestiones sobre su estilo de vida y su personalidad.También tuvieron que realizar un ejercicio físico de cuádriceps: los investigadores les pidieron que se pusieran en cuclillas con la espalda recta apoyada contra una pared, y la prueba consistía en comprobar durante cuánto tiempo eran capaces de soportar una postura tan incómoda. El objetivo no era otro que medir su tolerancia al dolor.
Los investigadores que llevaron a cabo este estudio, liderados por Katerina Johnson, estudiante de un doctorado en Psicología Experimental en la Universidad de Oxford, querían saber si el hecho de contar con círculos de amistades más amplios promueve la síntesis de endorfinas, neurotransmisores que, entre otros efectos positivos, nos hacen sentir placer y también nos alivian el dolor actuando como un potente analgésico natural (y, por tanto, haciéndonos más resistentes a él).Las personas que participaron en el estudio La tolerancia al dolor predice el tamaño del círculo social humano –101 jóvenes saludables de entre 18 y 35 años, reclutados sobre todo en la Universidad de Oxford– rellenaron un cuestionario acerca de su vida social y respondieron a cuestiones sobre su estilo de vida y su personalidad.También tuvieron que realizar un ejercicio físico de cuádriceps: los investigadores les pidieron que se pusieran en cuclillas con la espalda recta apoyada contra una pared, y la prueba consistía en comprobar durante cuánto tiempo eran capaces de soportar una postura tan incómoda. El objetivo no era otro que medir su tolerancia al dolor.
Tal como se había previsto, aguantaron más aquellos que tenían un círculo de amistades más amplio.
De alguna manera, este estudio también pone de relieve que es preciso cuidar las interacciones humanas porque están vinculadas a nuestro bienestar físico y mental. Según explica Katerina Johnson: “Como especie, hemos evolucionado para prosperar en un entorno social rico; y, en cambio, en esta era de lo digital las deficiencias en nuestras interacciones sociales podrían ser uno de los factores que pasamos por alto y pueden estar contribuyendo al deterioro de la salud de nuestra sociedad moderna”.