Como muchos sabrán, mi primera profesión es la Endocrinología y Nutrición. Una vez terminada mi especialidad, en la Clínica de Nuestra Señora de la Concepción, Fundación Jiménez Díaz, (Madrid, España), tenía la oportunidad de quedarme un tiempo más o en la Unidad de Lípidos, o en la Unidad de Hipertensión, o en la Unidad de Menopausia o, finalmente, en la Unidad Metabólica.
La Unidad Metabólica llamó bastante mi curiosidad y mi atención (sobre todo porque se trataba la Osteoporosis, (que a la sazón no me habían enseñado en la Universidad), y su Director, el Dr. Aurelio Rapado Errazti, quién gozaba del más alto prestigio posible, era reconocido por su excelencia en las 3 vertientes de un gran médico: la atención a los pacientes, la docencia y la Investigación Clínica.
Y, con todo ese preludio, decidí pasar 3 meses junto a El y su amplio grupo de asistentes, enfermeras e investigadores de pre y post doctorado…y en vez de 3 meses, me quedé 17 meses.
Me apasionó el calcio, el magnesio, el ácido úrico, la Densitometría Osea, las hipercalcemias, la litiasis renal, la fosfatasa ácida tartrato resistente, la fosfatasa alcalina, la enfermedad de Paget, la absorción intestinal del calcio 47, el Hiperparatiroidismo, la picnodisostosis, y un largo y largo etcétera.
En ese año y medio junto al Maestro, lo admiré, lo respeté y lo amé, y entre otras muchas cosas, con su estímulo y ayuda, pude publicar varios trabajos en revistas españolas y europeas, presentar ponencias en congresos importantes y ser un buen discípulo del mi Maestro.
Llegué de regreso a Santo Domingo, con el alma llena de sueños y el interés de dedicarme al metabolismo mineral y óseo. Ridiculez, llamaron algunos, Insensatez, la calificaron otros; pero terco como soy, seguí tras mi estrella.
La verdad es que nunca me consideré (ni creo que mis colegas tampoco) un Endocrinólogo típico, más bien uno que había estudiado Endocrinología pero que ejercía la Osteología. Mis primeros 20 años nadé entre dos aguas: La Endocrinología pura (tiroides, diabetes, colesterol, sobrepeso, etc.) y por otro lado, lo que me apasionaba (y me apasiona) la Densitometría Osea, la osteopenia, la osteoporosis, el Calcio, La Vitamina D, etc.
Pero con el paso de los años llegaron los dolores a las vidas de mis pacientes y a la mía propia. Veía minarse las capacidades de tantas pacientes que me visitaban (y las mías propias)…hasta que un día, viendo y viviendo la Especialidad con poca pasión, finalmente, en el 2012, di un giro de 180 grados y empecé a adentrarme en el universo del DOLOR, sus causas, mecanismos, atajos y recovecos, los puntos de vista de las diversas corrientes, y las alternativas de tratamiento. Pero, más que saber el cómo tratarlo, me interesaba saber a fondo el Por Qué y el Cómo se producía.
Le empecé a dedicar interminables horas a las revistas de dolor, a las guías de dolor, al manejo que le daban las diferentes especialidades tradicionales y homeopáticas; contacté a los mejores profesores de los Estados Unidos y de Europa, y empecé empíricamente a tratar a algunos pacientes, y a ver los primeros buenos resultados. Hicimos una tesis de grado para la Universidad Iberoamericana (UNIBE), por cierto, primera y estoy seguro que única hasta este momento, y tratamos 27 pacientes de diversas dolencias, con la agradable sorpresa que 26 de ellos se curaron.
Viendo estos resultados asombrosos, en Enero de 2014, traje al país al gurú del manejo del Dolor, Doctor Ross Hauser, y en unos días tratamos a 59 pacientes, de los que más de 50 (hasta el día de hoy) no tienen dolor. Empecé a comprar libros de dolor, (tengo su colección de 9 libros sobre el tema), y me marché a su clínica en Chicago a completar lo poco que me faltaba aprender. Todavía al sol de hoy, mi Mentor y Maestro en el Manejo del Dolor, lo sigo consultando y mantengo un contacto más que fluido
En 2014 abrimos el Centro de Proloterapia Intensiva y Medicina Regenerativa, y en Junio de 2015, enviamos a nuestra hija, a estar en su Centro.
Hoy, somos 4 médicos, incluyendo 1 imagenóloga y 3 médicos dedicados al tratamiento del dolor crónico.
Ahora a pesar de la realidad personal que muchos conocen, estoy como pez en el agua, habiendo visto ya centenares de pacientes curados de dolores crónicos (algunos de mas de 10 años), y con tantos proyectos en mi mente y corazón, que dudo me dará tiempo a verlos realizados, aunque me tranquiliza la esperanza de que los que vienen detrás de mí, tomando la antorcha del relevo, podrán, Dios delante, realizar.
Los Huesos y Yo….Historia de viejos amores.
Juan Carlos Vargas Decamps