La Proloterapia se ha practicado (para el manejo del Dolor Crónico) desde 1937; sin embargo, no ha sido sino en los últimos 20 años cuando ha atraído la atención de un número creciente de médicos.
Cuando comparamos la eficacia versus los posibles efectos adversos, la Proloterapia muestra una inexistente incidencia de eventos serios y/o letales en relación con los miles de muertes reportadas, y que han sido asociadas con las complicaciones de las cirugías músculo esqueléticas, así como del uso de anti inflamatorios, en el tratamiento de estas condiciones. Este es uno de los factores que más ha influido sobre el uso de la Proloterapia.
En las múltiples observaciones y experiencias personales, la Proloterapia ha demostrado una efectiva reproducibilidad, aun en aquellos casos en que otras modalidades de tratamiento han fracasado. Desde 1987 se han estado realizando estudios doble ciegos y retrospectivos que apoyan significativamente el uso de la Proloterapia.
Sin embargo, la popularidad de la Proloterapia, como opción válida e importante, ha permanecido limitada debido a la falta de apoyo e interés institucional y corporativo (principalmente porque afecta sus intereses económicos), a la oposición de ciertas especialidades médicas quirúrgicas y a las limitadas oportunidades de entrenamiento.
El crecimiento actual en la aceptación de la Proloterapia entre algunos profesionales de la medicina (así como dentro de la población general) ha sido impresionante, y se ha visto altamente motivado debido a los resultados desalentadores de los tratamientos convencionales para ofrecer alternativas que mejoren y/o curen, de manera consistente, las innumerables causas de dolor articular y músculo esquelético, como hemos podido comprobar (desde hace más de 5 años) con el uso de la Proloterapia, en aquellos pacientes aquejados de Dolor Crónico.
Dr. Juan Carlos Vargas Decamps