Por Sarah Romero
A pesar de que creemos que nuestro dolor se origina en la zona que nos hemos golpeado, por ejemplo, lo cierto es que la sensación de dolor procede directamente del cerebro. El dolor no aparece hasta que nuestro cerebro determina que debe ser así. La Asociación Americana de Fisioterapeutas explica que el cerebro utiliza un ‘mapa de carreteras’ virtual para enviar una señal de dolor a los tejidos que cree que han podido ser dañados. Esta comunicación tejidos-cerebro sirve como una defensa ante posibles lesiones o enfermedades.
¿Qué es el dolor?
El dolor es la forma que tiene nuestro cuerpo de responder a una lesión o a una enfermedad. Lo curioso es que cada persona reacciona al dolor de una manera diferente. Lo que algo es muy doloroso para nosotros puede no serlo para otra persona. Existen dos variantes bien diferenciadas: el dolor agudo, que dura menos de 3 o 6 meses que, generalmente, puede ser controlado o detenido con medicamentos y, el dolor crónico, que puede durar más de 6 meses y donde los medicamentos son menos efectivos.
Cómo saber si tenemos alta o baja tolerancia al dolor
Es imposible saberlo; al menos, de momento. Al experimentar cada individuo el dolor de una forma diferente, no es posible saber de antemano si tenemos una alta o baja tolerancia ante el dolor puesto que no hay forma de medirlo. Lo único que sí podemos medir científicamente es la cantidad de fuerza que podemos resistir antes de experimentar dolor, pero no cuál es la sensación del dolor del individuo.
Existen algunos alimentos naturales que ayudan a tratar el dolor. El chile es uno de ellos.
La importancia de la comprensión del dolor
Un vasto estudio realizado con personal militar reveló que aquellos que habían recibido una sesión educativa de 45 minutos sobre el dolor presentaron menos percepción del dolor lumbar que quienes no habían asistido a estas clases sobre los pormenores del dolor. Así, según la Asociación Americana de Fisioterapeutas, comprender el dolor a través de la educación podría reducir la necesidad de cuidados a los pacientes.
La depresión y la ansiedad influyen en el dolor
Según un estudio publicado en la revista Journal of Pain, las condiciones psicológicas de los pacientes antes de un reemplazo total de rodilla fueron asociadas a una experiencia sobre el dolor a largo plazo tras la operación. Esto es, las variables psicológicas como la ansiedad o la depresión pueden influenciar nuestra percepción del dolor. Así, a un estado anímico menos positivo, más intensidad de dolor.
Alteración de la impresión de la izquierda y la derecha
Según la Asociación Americana de Fisioterapeutas, nuestra capacidad para distinguir la derecha de la izquierda puede verse alterada por el dolor. Esto sucede porque las redes cerebrales implicadas en la determinación de estas direcciones se sienten confundidas (como si el mapa virtual de nuestro cerebro estuviera un poco borroso) ante la aparición de un dolor agudo.
Sobre el diagnóstico del dolor
Los escáneres de tomografía computarizada, las imágenes de resonancia magnética o los rayos X NO siempre nos descubren las causas del dolor (aunque sí puedan hallar una prueba diagnóstica de otra patología).
De hecho, un estudio americano realizado en individuos de más de 60 años sin síntomas de dolor lumbar descubrió que el 36% de ellos tenía un disco herniado, un 21% tenía estenosis espinal y más del 90% tenía degeneración o engrosamiento de algún disco.
El entorno social influye en la percepción del dolor
Cierto. Según la Asociación Americana de Fisioterapeutas los pacientes afirman sentir un aumento del dolor cuando se encuentran en una situación de estrés o en el lugar de trabajo. Este aumento del grado de dolor no es sino una forma de protección del organismo cuando el cerebro interpreta que la situación o el entorno es inseguro (como en una situación de estrés).
El grado de dolor es independiente del nivel de la lesión
La Asociación Americana de Fisioterapeutas aclara que cada persona reacciona ante la sensación de dolor de maneras muy distintas y, por tanto, esta personalización del dolor nos lleva a que el nivel de nuestra lesión no tenga por qué corresponderse con el grado de dolor que sintamos. Así, una herida grave puede ser percibida con poco o mucho dolor y viceversa.
Dolor en miembros protésicos
La Asociación Americana de Fisioterapeutas recuerda que existen numerosos estudios que demuestran que el cerebro es capaz de llegar a sentir una sensación ‘referida’ en un miembro que ha sido amputado, y dirigiendo, por tanto, una sensación de dolor de ese miembro ‘fantasma’. La explicación a este fenómeno es tan sencilla como la asociación del organismo completo desde nuestro nacimiento y el físico posterior a la amputación.