por Marc Darrow
Me pasa frecuentemente con algunas canciones, me pasa muchas veces con algunos poemas, y hoy me acaba de ocurrir con este artículo. ¿Por qué no lo escribí YO? ¿Cómo fue que no lo escribí primero?. Debo decir al amigo lector, que en él, hay bastante de mí. Que no sólo el amigo Marc ha expuesto su importante y calificado punto de vista, sino que yo, humildemente, al igual que las confluencias de los ríos, he vertido de mis aguas para hacerlo más grande y caudaloso.
Espero, que cuando el lector acabe de leerlo, piense que ha valido la pena este esfuerzo conjunto.
Médicos Australianos quisieron tener una mejor comprensión de lo que ocurre en la mente de los pacientes cuando padecen un dolor crónico, (en este caso dolor crónico de la espalda baja), y especialmente qué piensan sobre sus posibilidades reales de recuperación.
Voy a tratar sobre esa investigación más adelante. Primero quiero ayudar a describir lo que está pasando por las mentes de nuestros pacientes cuando se comunican con nosotros y nos abordan sobre los diversos tratamientos administrados y, específicamente, sobre el valor que los resultados de la Resonancia Magnética Nuclear tiene sobre su recuperación.
En mi consultorio generalmente vemos a un paciente con dolor crónico de espalda baja después de que su (s) médico (s) le han recetado:
- Un relajante muscular. Los pacientes con dolor lumbar a menudo describirán espasmos. El relajante muscular no es un agente curativo. Es un agente de alivio de los síntomas.
- Un analgésico de venta libre (sin necesidad de receta). Esto se le da al paciente para que lo ayude a pasar los momentos de dolor más agudo sin hacer nada o haciendo muy poco efecto en el dolor crónico.
- Luego viene la recomendación del fisioterapeuta. La terapia física se ha demostrado, beneficiosa para algunos pacientes mientras que es poco beneficiosa para otros. Un nuevo estudio sugiere un mínimo de 15 sesiones de terapia física para obtener algún beneficio.
- Cuando estos tratamientos no brindan el alivio esperado, a continuación, viene la recomendación del cirujano ortopédico. Este puede recomendar una Resonancia Magnética (RMN), puede recomendar un ciclo de inyecciones de cortisona epidurales (bloqueos radiculares). Las inyecciones epidurales de esteroides no curan las causas del dolor de espalda baja. Algunos investigadores consideran que estas inyecciones son, en el mejor de los casos, un analgésico a muy corto plazo que a veces impide que un paciente reciba el tratamiento adecuado para su dolor de espalda.
El paciente típico que veo en mi oficina ya ha realizado algunos, todos o una combinación de estos tratamientos. Algunos ya han estado o están en «tratamientos alternativos». Esto puede incluir masajes, quiropraxia, estimulación muscular, ejercicios de estiramientos, hidroterapia, yoga, pilates, etc.
Todo el tiempo escucho historias de pacientes que describen los años que tienen buscando tratando de solucionar su dolor crónico y de estar de médicos en médicos y de tratamientos en tratamientos. Muchos encontraron alivio temporal, otros encontraron alivio durante períodos más largos de tiempo, pero estas personas están en nuestra oficina porque el dolor regresó
VALOR DE LAS RESONANCIAS MAGNETICAS (RMN)
Recibimos muchas pacientes que llegan con sus estudios, que lo primero que quieren que hagamos es ves los resultados de su “Resonancia Magnética). “!Doctor le traje esta RMN”!, “¡Doctor, lea esa Resonancia, que ahí sale lo que tengo!”. Algunos llegan al punto que me dicen: “¡Podemos ir ganando tiempo y antes de la consulta le envío mi RMN con su reporte?” Los más arriesgados me preguntan por vía telefónica o por correo electrónico: “¿Me puede decir si puede ayudarme basándose en la RMN que le acabo de enviar?”
No quiero ni pretendo decir que las imágenes no son útiles. Todo lo contrario. No soy un retrógrado anticuado y desfasado de la realidad. Se reconocer el valor inherente que cada medio diagnóstico tiene y en especial la RMN. Las imágenes de resonancia magnética son útiles para descartar muchas alteraciones y muchos problemas. Pero por lo general, NO SON UTILES PARA DICTAR LAS PAUTAS DEL MANEJO DE UN PACIENTE. NO PODEMOS UNICA Y EXCLUSIVAMENTE BASARNOS (A PIE JUNTILLA) EN LOS RESULTADOS QUE ELLA O CUALQUIER OTRO MEDIO DIAGNOSTICO ARROJA. CUANDO ESO OCURRA, DEJAREMOS DE HACER MEDICINA, Y NOS DEDICAREMOS A LA ROBOTICA Y A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL; ADEMAS DE QUE ELLA, COMO CUALQUIER OTRO MEDIO DIAGNOSTICO, NO ES INFALIBLE Y TIENE UN MARGEN DE ERROR PREVISIBLE. Esto no es lo que Yo, Juan Carlos Vargas Decamps estoy diciendo ni queriendo decir. Solo repito lo que leo en innumerables estudios clínicos en pacientes. LO QUE SI ESTOY DICIENDO ES QUE LOS MEDICOS NO TRATAMOS IMÁGENES SINO PACIENTES.
Algunos pacientes y demás me preguntan frecuentemente por qué soy tan crítico con las resonancias magnéticas? ¿La razón? Muchos de estos pacientes llegaron a la conclusión de que el motivo por el que fueron sometidos a cirugía, fue el resultado de una resonancia magnética nuclear. Y esto, de verdad, créanlo o no es un gran PROBLEMA. Los radiólogos ven el mismo problema que yo. Los radiólogos cuestionan la capacidad de la RMN para manejar a los pacientes con dolor crónico de espalda.
La pregunta obligada es: ¿Dónde caramba quedó la historia clínica? Dónde quedó guardado el precioso tiempo que demos pasar con el paciente, primero como señal de respeto, y segundo para conocer al dedillo lo qué le ocurre, desde cuándo le ocurre?, Cómo es lo que le ocurre? Qué le mejora y empeora su condición?, Hasta dónde se extiende? Qué actividades de la vida diaria le impide realizar? Qué otras enfermedades tiene el paciente? Qué otras medicinas toma, desde cuándo, en qué dosis?, y finalmente cómo le afecta emocionalmente esta enfermedad?, etc.
En segundo lugar: ¿Qué poco importante es el examen físico? Qué inservible es la auscultación, la palpación, la percusión; en otras palabras: EL PONER LAS MANOS EN EL PACIENTE Y SENTIRLO COMO SI FUERAMOS UNA EXTENSIÓN DE EL?
Dependemos demasiado de la tecnología, conozco decenas (por no decir miles) de médicos que miran por encima de los lentes, preguntan con cara de semidioses, ¿y a Usted qué le pasa? “Es que tengo un dolor en la espalda baja”, contesta el paciente. Pues se me hace una Resonancia en “este lugar” y me la trae, ¡ah!, y n se olvide pasar por donde la señorita. ¡Y al paciente no le puso un dedo encima! Lo que hay que ver!
Entonces, y volviendo al tema original, ¿qué está pasando por la mente de un paciente después de haber años de tratamiento y que ha terminado con una recomendación quirúrgica?
QUE PASA POR LA MENTE DE UN PACIENTE CON DOLOR CRONICO RESPECTO A SU CURACIÓN
En el estudio australiano que mencioné en la primera parte del artículo, los investigadores sugirieron que los estudios actuales indican que las creencias que sobre el dolor conciben los individuos, tienen un fuerte efecto tanto en la experiencia como en el manejo del dolor. En otras palabras, las ideas del dolor acumuladas a lo largo del largo tiempo de padecerlo, es obvio que afecta el resultado de los tratamientos. Por regla general, toda enfermedad crónica nos afecta emocionalmente de diversas maneras, y más aún si esta enfermedad crónica es el DOLOR.
La conclusión del mencionado estudio es que:
Las personas hablaban del dolor lumbar crónico como:
- Que el cuerpo está como una «máquina rota»,
- La condición era ya algo permanente
- La condición era compleja,
- Esto hizo que los pacientes estuvieran muy negativos sobre sus expectativas reales de mejoría.
La mayoría de los participantes indicaron que “aprendieron estas creencias” de los propios profesionales de la salud. ¡Vergüenza ajena!
Como pueden ver, cuando nos toca ver en la consulta a un paciente con dolor lumbar crónico, ellos y los que leen este artículo, sienten que están rotos por dentro. Casi todos sienten impotencia ante el sufrimiento ajeno, por la creencia errónea de que no hay nada que hacer, de que deben de acostumbrarse a vivir con ese dolor, de que nada funcionará. Sin embargo, al llegar a nuestra oficina, traídos por el mismo Dios, les brindamos esperanzas, en muchos casos mejorías importantes y en algunos casos, curación. Están aquí en nuestra oficina porque todavía tienen esperanzas.
¡Dios y la Proloterapia funcionan!