Autor: Charles E. Argoff
Aunque uno de los objetivos del desarrollo de las guías clínicas es ayudar al médico con información necesaria para ayudar a tomar decisiones importantes sobre el tratamiento, sin embargo, lo que no se divulga por completo es que las pautas de tratamiento clínico no pueden tomar una buena decisión de tratamiento cuando se tata del paciente en particular. Las pautas que se desarrollan a partir de estudios que se han realizado en grandes poblaciones no abordan al individuo que se encuentra frente a usted. El otro punto importante es que la forma en que se han desarrollado tradicionalmente las guías es asignar un mayor nivel de evidencia e importancia a los estudios publicados que se han realizado de una manera más aleatoria controlada con placebo, y a un grupo de pacientes. A menudo, esos estudios esencialmente seleccionan las poblaciones, de modo que las personas que se estudian no son las personas que se ven en la práctica. No son pacientes del MUNDO REAL. Por lo tanto, los resultados que se obtienen de un estudio en particular en el que las personas podrían haber sido excluidas (porque eran demasiado complicadas) no concuerdan con la realidad que enfrentan los médicos todos los días: muchos pacientes están realmente complicados, por ejemplo ¿cómo puedo cuidar de su migraña y sus complicaciones?
Sin duda, es importante estar al tanto de los mejores estudios publicados disponibles, y si las directrices ayudan a proporcionar la mejor información disponible en una forma guiada por sinopsis, para dar recomendaciones, debemos confiar, pero verificando en primer lugar. Podemos confiar en que una guía bien hecha puede haber examinado la literatura disponible de una manera “estandarizada apropiada”, pero usted, en sus prácticas basadas en la oficina, necesita verificar que esos hallazgos realmente tengan sentido. Una guía no puede decirle exactamente qué va a experimentar una persona cuando está expuesta a un tratamiento, y creo que eso significa que todavía tenemos que comprometer el juicio clínico y las habilidades que tenemos como médicos.
*Nota personal: NUNCA debo olvidar que estoy frente a una PERSONA, de carne y hueso, que sufre, padece, que tiene sueños, alegrías, esperanzas, desilusiones, y sobre todo una historia personal que es única e irrepetible.
No tengo delante de mi un par de rodillas que duelen…tengo UN SER HUMANO, HIJO DE DIOS, HERMANO MIO, (tal vez harto de que le digan lo mismo), a quién les duelen las rodillas. No trato un hombro doloroso, trato una persona, a quién le duele un hombro.
Cada vez que lo veo y lo hago así…la tasa de satisfacción del paciente (y mía propia) es mucho mejor*.