Los investigadores observaron que los pacientes que reciben inyecciones de cortisona en la cadera tienen síntomas de dolor de cadera lo suficientemente graves como para requerir la inyección y debido a esto pueden ser propensos a una progresión más rápida de los cambios óseos en comparación con los grupos de control.
Recibir una inyección de cortisona y anestésicos es un tratamiento común para los pacientes que experimentan dolor e inflamación en una articulación, como la cadera, la rodilla o el hombro.
Según un estudio reciente, esas inyecciones de esteroides pueden poner en riesgo los huesos de los pacientes con artritis de cadera.
La autora del estudio Connie Y Chang de la Harvard Medical School en Boston dijo que los cambios debidos a la osteoartritis, como el estrechamiento del espacio entre las articulaciones y el desarrollo de proliferaciones óseas, generalmente se desarrollan lentamente con el tiempo.
Al leer las radiografías de seguimiento de los pacientes que recibieron las inyecciones de cadera, el equipo notó que los cambios se habían desarrollado muy rápidamente en algunos de ellos. Chang señaló que los pacientes que reciben inyecciones de cadera tienen síntomas de dolor de cadera lo suficientemente graves como para requerir la inyección y pueden ser propensos a una progresión más rápida de los cambios óseos en comparación con los grupos de control.
Para determinar si la artritis empeoraba en pacientes que seguían una inyección de esteroides y anestésicos en la cadera, el equipo analizó 102 pacientes con edades comprendidas entre 19 y 92 años, incluidas 62 mujeres, a las que se les realizaron rayos X de la cadera en el momento de la inyección y durante un seguimiento de tres a nueve meses después.
Dos radiólogos musculoesqueléticos revisaron de forma independiente las imágenes de rayos X de los pacientes que recibieron las inyecciones y las de dos grupos de control que coincidieron con los datos demográficos así como el intervalo de seguimiento de las imágenes de seguimiento.
Ellos observaron colapso óseo en la cabeza del fémur, en la articulación con el hueso pélvico, en 15-17% de los pacientes con inyección de cadera, 4% de los pacientes que fueron controles de cadera y 2% de los que fueron control de la articulación del hombro.