Preventive Medicine, Mayo 2017
Nota: Hay que trabajar regularmente a niveles altos de actividad para que este ejercicio se haga palpable
A pesar de los muchos estudios, ningún científico ha sido capaz -hasta el momento- de detener el proceso de envejecimiento en los seres humanos. Sin embargo, una nueva investigación desarrollada por científicos de la Universidad Brigham Young de Utah (EE. UU.) revela que sí que podemos retrasar un tipo de envejecimiento, justo el que sucede dentro de nuestras células. Siempre y cuando estemos dispuestos a sudar de lo lindo.
«Sólo porque tengas 40 años, no significa que tengas 40 años biológicamente. Todos conocemos a personas que parecen más jóvenes de lo que son en realidad. Cuanto más activos físicamente somos, menos envejecimiento biológico tiene lugar en nuestros cuerpos», explica Larry Tucker, líder del trabajo.
El estudio ha descubierto que las personas que tienen habitualmente niveles altos de actividad física poseen telómeros significativamente más largos que aquellos que tienen estilos de vida sedentarios, o incluso los que son moderadamente activos. Recordemos que los telómeros son los extremos proteicos de los cromosomas y que equivalen a nuestro reloj biológico. Cada vez que una célula se replica, se acortan; de ahí que cuanto más mayores seamos, más cortos son nuestros telómeros.
Los expertos analizaron los datos de 5.823 adultos que participaron en la Encuesta Nacional de Exámenes de Salud y Nutrición de los CDC (Centro de Control de Enfermedades), uno de los pocos índices que incluye valores de longitud de telómeros para los sujetos de estudio. También incluía información sobre la actividad física de los voluntarios.
Los resultados demostraron que los adultos con altos niveles de actividad física tenían telómeros con una ventaja biológica de envejecimiento de 9 años sobre los sedentarios y una ventaja de 7 años en comparación con las personas moderadamente activas. El ejercicio muy activo fue delimitado en 30 minutos de running para las mujeres y 40 minutos para los hombres, cinco días a la semana.
Aunque el mecanismo exacto de cómo el ejercicio preserva los telómeros es desconocido, Tucker cree que puede estar vinculado a la inflamación y al estrés oxidativo: «Sabemos que la actividad física regular ayuda a reducir la mortalidad y prolongar la vida, y ahora sabemos qué parte de esa ventaja puede deberse a la preservación de los telómeros».